Juzgado de guardia (Amaya Puente de Muñozguren)

Son las nueve de la noche del  domingo 29 de septiembre, comparece ante mí la señora Dulce Flor, se encuentra en nuestras dependencias en calidad de detenida acusada de malos tratos en el hogar contra sus hijos, los menores Dulce, Flor y Luis, de 12, 9 y 8 años respectivamente.

-¿En qué año nació?

-En el 68. Yo nunca le he hecho daño a mis hijos, agente…

-Señora, aquí soy yo quien hace las preguntas y habla, usted solo responda a lo que le pregunte.

-Son lo más importante en mi vida, vivo exclusivamente para ellos.

-Señora, por favor, le ruego silencio. ¿Desde cuándo no ve a sus hijos?

-Su padre se los llevó ayer cuando yo sacaba al perro de paseo. No han vuelto hasta esta tarde.

-Su marido dice que se los llevó a la casita de campo y que usted lo sabía.

-No es cierto, fui a buscarles también allí y no había nadie. Hablé con los vecinos y dijeron que no les habían visto. Llevo dos días llamando a los hospitales y a un teléfono de ayuda a la mujer en el que no contesta nadie.

-Señora ¿por qué llamó al teléfono de ayuda a la mujer?

-Porque la última vez que fui, cuando mi marido me pegó la segunda vez, me lo recomendaron por si me pasaba algo, pero nadie contesta.

-¿Puso denuncia cuando le pegó su marido?

-No, ninguna de las dos veces lo hice. Quiero hablar con él, esto es un malentendido.

-Su marido ha pedido el divorcio y una orden de alejamiento.

-Yo no he sido una mala madre nunca.

-En la declaración de su hija mayor dice que usted le dio en el culo y que la castigó sin ir al  cine con las amigas.

-Le di un azote porque ella me pegó una patada, mire aquí, aun se ve morado. Estaba castigada por suspender un examen porque no le dio la gana de estudiar, con lo lista que es…

-Señora, por favor, conteste solo a mis preguntas. ¿Usted denunció que su hija mayor le pegó una patada?

-¡No! Por Dios, es solo una niña nerviosa, un día se dará cuenta de que solo intento educarla…

-Menores ha tomado cartas en el asunto.

-¿Porqué?

-Dicen sus hijos que usted les pega y les castiga. El pequeño dice que no le dejó ver el partido de futbol la semana pasada.

-¿A las once de la noche? A esas horas un niño de ocho años, que se tiene que levantar a las siete para ir al cole a estudiar, no puede estar despierto, aunque su padre le dé permiso.

-Señora, cíñase a responder solo a mis preguntas, por favor y deje de llorar.

-La niña, Flor, dice que usted la encerró en su habitación y la castigó sin cenar.

-La encerré hasta que se le pasara la rabieta, había mordido a su hermano en el cuello jugando a vampiros y él la perseguía con una estaca y un martillo, el niño, por ser más pequeño se quedó a mi lado en la cocina mientras la niña gritaba “que lo iba a matar”, le llevé un bocadillo y un vaso de leche a su habitación y cuando volví a por el plato ya estaba dormida, la tapé bien y al día siguiente nadie recordaba lo sucedido más que yo.

-¿Cómo es que su hija mayor sabía el teléfono de emergencias?, fue ella la que llamo ¿verdad?

-No lo sé, se lo dirían en el colegio o se lo diría su padre, siempre les alecciona contra mí cuando los lleva en el coche al colegio. Luego ellos me lo cuentan. Ahora veo que hace tiempo que preparaba esto.

-En la declaración de su marido dice que usted es una mala madre, porque con el niño a su cuidado este se hizo un esguince en un pie.

-¡Soy una buena madre! Estábamos en el parque, yo empujaba los columpios de Dulce y de Flor mientras el niño saltaba unos escalones pequeños, le dije que no lo hiciera, que se podía hacer daño y justo, cuando llegué a su lado tropezó y resbaló en el escalón, le pude coger antes de que se fuera al suelo pero ya se había torcido el pie. Le quise llevar a urgencias y no quiso, le di un calmante, le puse crema en el pie y se lo puse sobre un cojín, durmió toda la noche como un bendito, a la mañana siguiente lo tenía inflamado y le llevé a su doctora que le inmovilizó el pie unos días. No nos saltamos ni una de las revisiones y hoy tiene el pie perfecto. Nunca se han roto nada ninguno de mis hijos. Nunca les he descuidado, mi madre dice que hasta me paso de protectora. Supongo que mi marido no dice en esa declaración que un día de verano se olvidó a la niña pequeña en el coche al sol durante casi media hora y que fui yo, corriendo, a buscarla mientras él se tomaba una caña en el bar sin inmutarse.

-¿Cuál es su oficio?

-Ama de casa y madre de familia numerosa.

-¿Tiene trabajo?

-En casa sí.

-¿Tiene algún familiar con el que pueda irse a vivir?

-No. Los que tengo están lejos y no pienso alejarme de mis hijos.

-¿Tiene ahorros?

-No, todo lo que me da mi marido lo uso para la casa y los niños. Para que no les falte nada.

-¿Tiene propiedades?

-No, solo la casa a medias con mi marido.      

-Señora, la situación es la siguiente: Está detenida en calidad de autora de malos tratos contra sus hijos, su marido ha interpuesto un denuncia con petición de divorcio y orden de alejamiento durante tres meses que, seguramente el juez aceptará, tendrá que ver a sus hijos en un centro especial los días y a las horas acordados, usted no puede fallar ni cuando ellos no se presenten, tendrá que pasarles una pensión para su manutención y a la vez recibirá una compensatoria por perder el nivel de vida que tenía, seguramente será, más o menos la misma cantidad. No se le permitirá acercarse al colegio a verlos ni llamarlos más que en los días y horas concertados.

-¿Y si su padre les malmete contra mí y no quieren hablarme?

-Los niños son los que mandan, si no quieren usted tendrá que aceptarlo.

-¿Quién va a cuidar de mis hijos?

-Aquí dice que su marido ha puesto como persona responsable de su cuidado, aparte de él a una tal Inma.

-¿Él y su secretaria cuidando a mis hijos? Vamos anda, no me haga reír… No creo que un juez acepte una injusticia así.

-Cosas peores hemos visto, señora. ¿Tiene algún sitio en el que vivir?

-No.

-Además de todo tendrá que hacerse cargo de las costas del juicio si es que el juez así lo decide.

-Pero ¿cómo?

-¿No tiene algo que pueda vender? Joyas, vehículo…no sé, algo de valor.

-Cuatro joyas que son el recuerdo de los nacimientos de mis queridos hijos.

-Tendrá que venderlos. Firme aquí. Un guardia le acompañará al baño y luego a la celda hasta que se celebre el juicio que, seguramente, será mañana por la mañana.

La noche fue larga y de lágrimas, en la pequeña celda Dulce Flor hizo más kilómetros que en una maratón, en su cabeza daban vueltas y más vueltas todas las cosas que creyó sin importancia y que le llevaron a estar en este momento entre barrotes y sin nada en la vida. El juicio salió tal y como le habían dicho la noche anterior. Ya no le quedaban lágrimas, ni dinero, ni futuro, ni familia, ni ilusiones. No podía llamar a su madre y contarle algo así, la mataría del disgusto. Caminó aturdida por las calles de la ciudad sin saber hacia dónde iba, a veces la pitaban cuando cruzaba un semáforo en rojo pero seguía ajena a los accidentes que podía causar. Vagó sin rumbo, llorando y hablando sola en espera de que las nubes grises del cielo le respondieran a sus terribles  “porqués” que ya gritaba en mitad de la calle a pleno pulmón.  La gente se apartaba de ella por miedo a esa locura contagiosa que parecía sufrir.

Pasó junto al cementerio y entró hasta la tumba en la que descansaban sus suegros, si ellos estuviesen vivos su hijo no habría hecho una canallada así –pensaba-.

Salió de la ciudad hacia uno de los barrios periféricos, sin rumbo, subía lentamente el puente que cruzaba la autopista, veía los coches pasar llenos de vida, madres con sus hijos que volvían del colegio, padres que volvían de trabajar a un hogar lleno de la alegría de los pequeños. Nada de eso lo volvería a tener ella, muy claro se lo había dicho el juez.

Dulce Flor se apoyó en la barandilla viendo pasar los coches bajo el puente, un niño le dijo adiós con su manita desde uno de los vehículos, ella le respondió  con una sonrisa triste mientras agitaba su mano diciéndole adiós. El tráfico era intenso a esas horas. Hizo un esfuerzo, trepó a la barandilla y, sin pensarlo, se lanzó al vacío. En sus ojos cerrados tenía la imagen de los tres trozos de corazón que le acababan de arrancar para siempre.

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15 respuestas a Juzgado de guardia (Amaya Puente de Muñozguren)

  1. orgav dijo:

    Madre mía Amaya! Me parece impresionante tu relato. Que pena que sea ésta nuestra realidad. Felicidades. Te mando saludos.

  2. eva dijo:

    Temblando estoy!! Me ha encantado la narración, el lenguaje…el personaje. Sobre todo el personaje, me ha fascinado…La he interpretado con una serenidad tremenda, supongo que fruto del aturdimiento y el no poder creer semejante episodio. Excelente, Amaya. Triste historia.

  3. Ana Pascual dijo:

    Qué dolor Amaya. Los diálogos me han permitido ponerme en el lugar del personaje, esa pobre mujer que no sabe qué mal ha hecho. Un buen relato, como siempre un placer. Abrazos.

  4. Me ha encantado tu relato, son nunas vivencias que te llegan muy adentro y casi lo sufres como la protagonista. Sigue adelante. Un saludo.
    Vicente

  5. manolivf dijo:

    Es un relato muy triste que refleja lo insólita que puede ser nuestra realidad y también los vacíos ycontradicciones que operan en el sistema de justicia.
    Un beso, Amaya. Me ha gustado tu relato. 🙂

  6. Muchas gracias por leerme y comentar, Manolivf, un saludo y felices fiestas. Amaya

  7. Miguel dijo:

    Me ha gustado mucho, ademas es muy común todo esto, tan habitual.
    saludos Miguel

  8. amaiapdm dijo:

    Muchas gracias por tu comentario, Miguel. Te deseo felices fiestas y próspero año nuevo. Un saludo. Amaya

  9. amaiapdm dijo:

    Muchas gracias, Ana, por leerme y por tu amable comentario. Un beso y felices fiestas. Deseo que el año próximo te llegue lleno de ideas para contar de esa bella manera que tu solo sabes hacer. Amaya

  10. leticiajp dijo:

    A mí la situación no me parece creíble, pero he supuesto que la has querido llevar a la exageración adrede (igual me equivoco). La relación con la confesión supongo que es la «no confesión» de la protagonista, ¿no? Cuidado con algunas comas que deberían de ser puntos porque lían un poco para saber donde terminan determinadas frases. El final es desolador, has transmitido muy bien esa sensación, una pena que esa mujer no intente luchar y el trance la venza. Aunque ya te lo dije desde mi relato, te vuelvo a desear felices fiestas y que el 2014 venga repleto de buenos momentos y de maravillosos relatos :).

  11. Mar dijo:

    Madre mía, Amaya, ¡qué duro y que tema tan delicado! Esta muy bien narrado, la frialdad del juez o jueza y las explicaciones de la protagonista que parece que hasta la tiemble la voz. Me ha gustado, Amaya. FELICES FIESTAS

  12. amaiapdm dijo:

    Muchas gracias Leticia por tu inestimable colaboración y ayuda, ya sabes que es malo precipitarse en escribir y no repasar, creo que le voy a dedicar más tiempo a eso. Te deseo unas felices fiestas y un próspero año nuevo lleno de relatos preciosos. Un beso. Amaya

    P.D.La situación es totalmente real, fué una escena que me conmovió profundamente y que la he tenido que alejar de mi cabeza escribiéndola. La vi caer y tuve que estar parada en la autopista hasta que recogieron el cuerpo, al iguál que docenas de vehículos más. Luego encontré la «explicación» en las noticias del periódico.La vida es muy dura a veces)

    • leticiajp dijo:

      Vaya trago más duro, tuvo que darte mucha impresión, sólo de pensarlo me da escalofríos. Yo soy trabajadora social y no creo que la situación fuera así, pero muchas veces los periódicos dan las noticias sesgadas para provocar determinadas sensaciones. Con ello no quiero decir que hubiera una injusticia o a saber qué más, pero la historia debía ser mucho más complicada. Un beso Amaya para ti también 🙂

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