Mi cama desnuda (Manuel Fernando Estévez Goytre)

Tengo frío, mi amor, y sin embargo el estío, hasta ahora prácticamente en barbecho, se desprende de su velo de raso y se enquista en una ola de calor sahariano que se precipita caprichoso y soberbio sobre la costa. El calendario, en uno más de sus alardes de fanfarronería, desgrana las hojas centrales del mes de julio, ¡la canícula más salvaje!, que el resto de vecinos sufre a golpe de látigo y bayoneta calada. Pero, ¡qué extraño!, el cabello de mis brazos sigue erizándose y el estremecimiento y los temblores se suceden en mi cuerpo como un repique de campanas que me atormenta periódicamente. ¡Frío… ese sentimiento! ¿La brisa del atardecer, tal vez la humedad que se empeña en embargar la calidez de las calles más cercanas al litoral? ¡No lo creo!, tales fenómenos no podrían empañar mi estado emocional, cada día más impregnado de culpa, no llegarían siquiera a provocarme una pequeña erupción en el corazón.

No sé si sabría, o mejor debería decir si me atrevería a explicarte que mi conciencia está de capa caída y no encuentro narcótico que calme mi dolor ni tijera que corte su causa. No obstante, todavía conservo algo de sencillez y amor propio y reconozco que la queja no se encuentra entre mis derechos. En mis actuales condiciones no se me ocurriría exigirlos. Nunca la decadencia se había mostrado tan alta y clara en mi vida. Mi alma, como otras tantas veces, se derrumba indefensa ante un terremoto que no muestra un ápice de misericordia. Dios mío, ¿tanto mal he causado, mi vida, tanto daño te he hecho? La soledad me abruma, no la soporto. Pero… sigo sin comprender, a mi alrededor sólo veo ambiente veraniego. ¿Soy yo el único que siente escalofríos? Los rostros, con los que no me identifico en absoluto, destellan felicidad, las miradas enmarcan imágenes de esperanza e ilusión. ¡Esperanza!, bendita expresión, ¿todavía existe? ¡Ilusión!, aún la recuerdo fresca en mi mente; tan cerca y tan lejos… Estoy destemplado, pero sólo tú sabes por qué, y me encuentro cansado. Mi vida carece de sentido si no es a tu lado. ¡No quiero seguir existiendo! ¡No es mi deseo ni por supuesto mi prioridad! Un remordimiento incesante se atornilla con desdén en lo que me queda de moralidad, perdida en un oscuro dédalo de no retorno, y me impide disfrutar del recuerdo de las mejores escenas que viví a tu lado, aquellos momentos en que me permitías disfrutar de la hospitalidad de tu cuerpo, de tu mirada navegable, cuando todavía podía beber del agua que me proporcionaba tu fuente sin exigir dádivas a cambio. Hoy me gustaría sentarme a reflexionar sobre la posibilidad de lijar el óxido que un día no muy lejano acabase bifurcando nuestros caminos, pero hay algo en mi interior que no me lo permite.

            Quizá abusar de las borracheras en tabernas donde abundaban la banalidad y el vicio, y por tanto supuestamente vedadas para mí, no fuese tan buena idea, a pesar de mi ansia por lo prohibido. ¡Me maldigo por ello! Tal vez debería haberme plegado a la voluntad del destino y aceptar de buen grado cuanto tenía a mi alcance –mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer- y seguir una vida cómoda y segura. ¡Pero el diablo, mi vida, el diablo!, la serpiente aparece en momentos de guardia baja, adopta cientos de apariencias distintas, se pone sus tiros largos, se perfuma y altera estados emocionales y sentimentales que ya se creían solidificados. Hoy mi hogar está helado, mi amor, y mi cama vacía. El calor es empalagoso y, sin embargo, nunca he tenido tanto frío.

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12 respuestas a Mi cama desnuda (Manuel Fernando Estévez Goytre)

  1. Alberto Casado Alonso dijo:

    Muy poético. Me ha gustado. Felicitaciones.

  2. -El frío- que causa el apego. Me ha gustado tu relato, bien manejado

  3. Alex de la Rosa dijo:

    Muy bien escrito y, como dicen mas arriba, muy poético. Me quedo con esta frase que lo resume todo: «El calor es empalagoso y, sin embargo, nunca he tenido tanto frío». La ausencia de alguien que se ama crea un vacío en nuestro interior, incluso frío. Y lo transmites muy bien. Enhorabuena.

  4. Nelaache dijo:

    Me ha parecido muy poético y muy bien expresada la sensación de ausencia. Te felicito. Suerte!!!

  5. Gracias, Nelaache. Eso espero, tener suerte.

  6. Ángela dijo:

    Que solos y helados nos sentimos a veces, cuando todo alrededor nuestro resplandece y nosotros estamos tristes. Tristes y solos en todo el centro de un bullicio ruidoso y soleado. Muy bonito, me gusta la prosa poética.

  7. leticiajp dijo:

    El hermoso lenguaje de tu relato es a la vez lo que le hace un poco complicado. Quizás yo pondría más puntos y aparte para facilitarlo, pero es muy bonito y transmite muchas sensaciones. También me ha gustado especialmente la frase del final.

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